Drogas, botellón, prostitución, robos... La noche madrileña sigue siendo insegura
Drogas, botellón, robos, prostitución, gente sin hogar... Ni las cámaras ni los intentos de regenerar el barrio han conseguido ahuyentar la degradación que sufre Madrid, en especial en Montera y Ballesta, la tierra de nadie ubicada entre Gran Vía y Malasaña que cada noche se convierte en un pequeño infierno de delincuencia.
Sorprende la normalidad con la que muchos transeúntes se toman la degradación de estas calles, pero desconcierta aún más la pasividad de la Policía Municipal.
La noche comienza desde las terrazas de algunos vecinos del barrio. Entre las calles Desengaño y la plaza de Soledad Torres Acosta, las prostitutas comienzan a tomar la vía y a captar clientes, subiendo con ellos a los hostales y saunas de la zona.
Más adelante, un grupo de proxenetas las vigila mientras otro corrillo de camellos trapichea con drogas.
Guardan las dosis en papeleras y van pasándolas de uno a otro hasta que acaban en manos de los yonkis, sus consumidores finales. No parece importarles mucho las cámaras que el Ayuntamiento instaló el año pasado para grabarles, tampoco los coches de Policía que rondan la plaza. Como afirma Jordi Gordon, vecino de Ballesta, "el Consistorio han permitido que el barrio esté tomado por las mafias".
Un 'megabotellón'
Subiendo por la calle Barco varias decenas de jóvenes toman la plaza de San Ildefonso en un megabotellón en el que no falta la gente orinando en la vía pública.
Los vendedores ambulantes también campan a sus anchas ofreciendo cerveza.
Seguimos avanzando y llegamos hasta la calle Fuencarral, cuya reciente peatonalización ha servido para que varios transexuales la ocupen como mostrador de sus servicios como meretrices.
Cruzando Gran Vía, en Montera, un sin techo duerme a la intemperie. En una esquina, otro consume heroína.
Al acabar la noche, en la calle Mesonero Romanos, sorprendemos a un hombre revolviendo una mochila que es robada.
El fracaso de la 'ley antibotellón'
No parece que la batalla campal ocurrida hace dos meses en las fiestas de Pozuelo de Alarcón haya acabado en la "mano dura" contra el botellón prometida por las autoridades.
En la capital, cientos de jóvenes incumplen la normativa cada noche, pese a que el Ayuntamiento asegura haber interpuesto 46.000 denuncias en 2009 por el consumo de alcohol en la vía pública.
Otros intentos de regenerar la zona de Ballesta, como las tiendas Triball, sólo han encarecido los precios, según afirman los vecinos.
Los porteros, sin certificado un año después de la muerte de Álvaro
La muerte de Álvaro Ussía el 15 de noviembre de 2008 a manos de los porteros de la discoteca Balcón de Rosales conmocionó a Madrid. Su fallecimiento provocó la creación de una ley que obliga a los porteros a pasar un examen para obtener un permiso. De momento se han hecho dos pruebas, que han permitido a 2.895 personas tener su certificado. Hasta agosto, el Ayuntamiento ha puesto 17 multas por incumplir esta normativa
En una discoteca latina cercana, System, el dueño nos explicó que el portero ejerce sin permiso, ya que suspendió la primera prueba. "Aunque por aquí nunca ha venido la Policía preguntándonos por el tema", aseguró, mientras dos agentes uniformados pasaban tras él. Al parecer investigaban unos robos que había habido en la zona.
Sacado de 20 minutos.
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